Turismo contemplativo
En Macchu Picchu, muy temprano, si prestas atención escuchas el ruido que hacen las nubes mientras ascienden del fondo del valle hacia el cielo; como si también comenzara la jornada para ellas y fueran cada una a sus puestos, a trabajar, o a observarnos desde mejor perspectiva.
Realmente, las nubes de Macchu Picchu son tan silenciosas como las nubes de cualquier parte. Es el lejano río Urubamba, a 450 metros en el fondo del cañón, el río que rodea casi por completo al mágico emplazamiento en su camino hacia el Amazonas. Es él quien realmente da forma a la banda sonora del lugar, las nubes hacen la coreografía.
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